Entrevista al actor: José Ramón Berganza
¿Cómo podrías describir tu infancia?
Creo que en general tuve una infancia normal. Aunque siempre fui un niño introvertido, no tenía muchísimos amigos y no era muy activo. Muchas veces prefería estar solo. Incluso hoy sigo siendo tímido. Mi mamá se embarazó de mi hermana cuando yo era todavía un bebé, y creo que eso hizo que desde pequeño empezara a hacerme independiente. Dicen que los artistas solemos ser niños tristes. Tal vez porque nos sentimos fuera de lugar. Claro, hasta que sales al mundo, encuentras a la tribu a la que perteneces y te das cuenta que no eres el único loco. Con esto no digo que haya padecido mi infancia, siempre me sentí amado por mi familia.
¿Qué estudiaste en la universidad?
No fui a la universidad. Después de la prepa hice un año de intercambio en Suiza, donde aprendí a hablar alemán. Y después de eso me mudé a la a Ciudad de México para estudiar actuación.
¿A qué edad descubres que actuar es tu vocación?
Crecí en Tulancingo, Hidalgo. Cuando tenía 13 años unos amigos y yo descubrimos una compañía independiente que daba clases de teatro. Fuimos porque no teníamos nada mejor que hacer. A mi se me abrió el cielo la primera vez que estuve sobre un escenario, nunca antes había sentido que fuera realmente parte de algo importante. Siempre he creído que ser actor fue para mi más un descubrimiento que una decisión.
¿Qué opinión tuvo tu familia al respecto?
Mi papá en ese momento estaba haciendo televisión y sabía lo difícil que puede ser la vida de los actores. Seguramente le preocupaba que yo entrara a ese mundo. Tanto mi mamá como él me pidieron que lo pensara bien y analizara mis opciones. Pero en cuanto me decidí, que fue después de mi año fuera de México, me apoyaron absolutamente. Hoy creo que están orgullosos de lo que estoy haciendo con mi carrera.
¿Cómo se dan las oportunidades de ingresar a escuelas/cursos de actuación?
El primer lugar donde estudié fue M&M Studio, la escuela de Patricia Reyes Spindola. Llegué al D.F (México), sin saber nada de escuelas de actuación y alguien me recomendó esa. Ahí tuve maestros increíbles. Después tomé clases en CasAzul, y también estudié dos años en el grupo de René Pereyra.
¿Cómo llega la oportunidad de incursionar en actuación ya de manera profesional?
Todo fue muy gradual. Las primeras cosas que hice fueron proyectos pequeños en los talleres que estudiaba. De ahí me fui conectando con más gente y seguí haciendo cada vez más cosas, la mayoría en teatro independiente. Me mudé a la ciudad buscando entrar al mundo del teatro, y aunque ha sido poco a poco, soy muy afortunado de haberlo logrado relativamente pronto.
Proyectos en Televisión
Trabajé en una telenovela hace ya unos años, en 2008. Fue breve pero lo disfruté. Prácticamente todas las escenas que tuve fueron con Carmen Beato y Fernando Ciangherotti. No sé si ellos me recuerdan, pero para mi el trabajo con ellos fue muy grato, son muy buenos compañeros. La televisión es un lenguaje que yo no domino, pero que me gustaría explorar más.
Proyectos en Teatro
La mayoría de lo que he hecho ha sido en teatro. He tenido la fortuna de trabajar en muchos teatros que me gustan y de conocer a mucha gente talentosa. He hecho un poco de todo. Montajes pequeños en lugares como La Capilla, La Gruta y el Foro Lucerna. Obras más grandes como “La Dama de las Camelias” en el teatro Julio Castillo, que tiene alrededor de 900 butacas; o “Muerte en Venecia”, una ópera que se presentó en el Palacio de Bellas Artes. Varias temporadas en Teatro en Corto y Microteatro (una de ellas en Madrid, en noviembre del año pasado). Creo que al final del día disfruto más el teatro más íntimo, como con “La Lechuga”, que tuvo temporadas en dos restaurantes.
¿Has participado en cine?
Tuve participaciones pequeñas en dos películas: “Mi mejor regalo” y “5 de Mayo. La batalla”. Y el año pasado hice un cortometraje que se llama “El mejor lugar del mundo”, lo dirigió Viviana Bustillos y lo disfruté muchísimo. El cine es algo que me encantaría hacer. Espero que suceda en un futuro cercano.
¿Has trabajado de modelo?
No propiamente como modelo. Aunque sí he hecho varios comerciales. El primero fue en 2009. De vez en cuando hago uno que otro.
¿Cómo actor o modelo has realizado algún desnudo artístico o realizarías alguno?
No tengo nada en contra de los desnudos. Cuando se usan bien pueden ser muy hermosos. El problema es que mucha gente los utiliza sin tener nada importante que decir con ellos. Todos los actores deberían analizar muy bien el proyecto que requiere un desnudo antes de aceptarlo. Sí somos instrumentos para contar historias, pero no somos objetos, y si nuestros cuerpos van a estar expuestos debemos estar bien seguros de que vale la pena.
En “El mejor lugar del mundo” estuve casi desnudo. La directora y el resto del crew fueron muy respetuosos conmigo y mi compañera. Puede ser difícil hacerlos pero ayudan a vencer barreras, el pudor puede ser un obstáculo importante para un actor.
¿Qué te ha impulsado a dedicarte a esta profesión?
Ser actor puede parecer frívolo en un país tan conflictivo como México. A veces te sientes absurdo tratando de contar historias en un escenario o frente a una cámara cuando hay gente asesinándose en las calles. Pero creo firmemente que la violencia se combate con belleza. Los países violentos deben tener manifestaciones artísticas igualmente poderosas. Cuando te das cuenta de eso te conviertes en un guerrero social. Los contadores de historias intentamos mostrarle a la gente un reflejo de ellos mismos. Cada persona que es tocada por el arte y decide hacer su entorno más hermoso, hace que nuestra labor valga la pena. Por eso creo que los artistas son seres tan importantes para el mundo.
¿Te identificas con algún personaje de los que has interpretado?
Todos tus personajes, al partir de ti mismo, hacen que tengan parte de tu esencia. Todos se parecen a mí en una cosa u otra. Amo a todos los hombres que he interpretado. Aunque sí guardo más cerca a algunos, como a Charlie de “Tiernas Criaturas”.
Talento o esfuerzo. ¿Qué consideras que tiene más importancia?
Obviamente el talento es muy importante, es lo que de entrada hace atractivo a un actor, pero el esfuerzo es básico. Gente talentosa hay mucha pero los que llegan lejos son los que trabajan más duro.
¿Qué es lo más complejo y qué lo más placentero de tu carrera?
Creo que los mejores actores son los que mejor entienden la naturaleza humana. Y nuestra especie es muy complicada. Uno puede pasarse la vida entera tratando de descifrarnos. A veces puede ser muy frustrante tratar de justificar un personaje y entender por qué hace lo que hace. Por otro lado, creo que justo esa es una de las partes más placenteras de nuestra carrera. Tenemos la oportunidad de experimentar ser gente diferente en diferentes situaciones. Un montón de cosas que seguramente no viviríamos en nuestra vida personal. A un actor que pone atención, eso siempre le enseña cosas de sí mismo.
Siempre existe ese alguien que nos inspira que no impulsa a recorrer el camino, ¿A quién o a quiénes admiras en tu profesión?
Siempre he admirado a los actores mayores que siguen disfrutando el escenario como seguramente lo hacían cuando eran jóvenes. Hace un par de años vi en Puebla a una actriz chilena que se llama Carmen Barros interpretar un monólogo sobre Marilyn Monroe. Ella tiene casi 90 años, y durante más de una hora, en la que además canta y baila, interpreta a la persona que sería Marilyn si siguiera viva. Me sentí profundamente inspirado por la experiencia. Ver a una persona con tantos años de vida siendo todavía joven y hermosa es mágico. Espero que a mi también el teatro me haga ser joven para siempre.
¿Cuál ha sido el papel que más has disfrutado y por qué?
La verdad sí es difícil escoger. Tal vez uno de mis favoritos es Charlie. “Tiernas Criaturas” fue la primera obra que hice con Sebastián Sánchez Amunátegui, con quien he trabajado mucho. Ahí fui Charlie, un muchacho un poquito perturbado, con una especie de narcolepsia voluntaria que al final del día solo necesita que alguien lo quiera. Disfruté mucho hacerlo, compartí la temporada con gente muy talentosa a la quiero muchísimo. Tengo recuerdos increíbles de ese montaje.
¿Y que personaje te resulto más complicado de construir?
Alguna vez tuve que aprender a hacer acrobacia en un trapecio fijo para una obra de teatro en la que interpretaba un cirquero, ese proyecto le exigió muchísimo a mi cuerpo, pero me enseñó que tengo habilidades que ignoraba. En los proyectos de Microteatro aprendes a trabajar teniendo el público a centímetros de ti, lo que te obliga a ser completamente honesto. Alguna vez tuve que decir en escena todo un discurso político en el que yo no creía en absoluto, eso te enseña a justificar tus personajes sin juzgarlos. De cada proyecto se aprende por lo menos un poco.
¿Qué personajes que nunca te han ofrecido te gustaría interpretar?
Me gustaría aprender a cantar para hacerlo alguna vez con un personaje. O algo que me exija una caracterización compleja, como alguien con una discapacidad física, por ejemplo.
En las obras de teatro, como espectáculo en directo, se provocan en muchas ocasiones, anécdotas curiosas. ¿Nos recuerdas alguna?
Un día durante una función de “La Dama de las Camelias” empezó a temblar. Al principio no me di cuenta, hasta que vi que gente en el público se empezó a poner de pie y vi a una de mis compañeras haciéndome señas para que saliera del escenario. Tuvimos que detener la función y esperar que alguien revisara que fuera seguro para todos regresar al teatro. Retomamos la función y al final resultó ser una muy buena. Creo que nunca le he dado a los temblores la seriedad que debería.
¿Crees que el teatro se fomenta como debiera?
No. La mayoría de la gente nunca se ha parado en uno. A las artes siempre se les subestima. Incluso hay quienes se burlan de los que quieren ser artistas. Pero es menos probable que una persona con sensibilidad artística sea capaz de disparar un arma contra otra. Las artes deberían inculcarse mientras aprendemos a hablar.
Se dice que quien no ha hecho teatro no es actor.
Es difícil afirmarlo tal cual, hay actores de cine increíbles. Hay quien dice que la diferencia entre el cine y el teatro es que en el cine la historia es contada por el director y en el teatro por los actores. Tal vez es eso. Que en el teatro los actores se enfrentan solos al público. Puede ser que la responsabilidad sea más grande.
¿Cómo te visualizas en el futuro?
Quiero hacer teatro toda mi vida, pero también me gustaría explorar más el cine y la televisión.
¿Qué consejos darías a los lectores de esta revista, personas que luchan por materializar sus sueños?
No pierdas el tiempo satisfaciendo las expectativas de los demás. Medita sobre lo que crees que te haría feliz, y con lo que además podrías aportarle algo al mundo, y cuando estés seguro de lo que es ve por ello. Todo lo que vale la pena cuesta trabajo. Y da miedo. Pero si no te tiras al vacío, nunca sabrás si puedes volar.
¿Cuáles son sus límites como actor?
Nunca lo había pensado así. Mientras confíe en el director, en mis compañeros y en el equipo en general, y esté interesado en contar la historia, creo que podría hacer cualquier cosa. Tal vez lo que no haría son cosas que pongan en riesgo mi seguridad física si es que no me siento suficientemente protegido.
¿Qué prefiere, meterse en la piel de alguien real o en uno de ficción?
Ambos. La ventaja de interpretar gente real es que hay información que te dice quiénes eran y por qué fueron importantes, hay documentos que puedes usar para revivir a esa persona. Con los personales de ficción puedes jugar mucho más, empezar desde cero te permite crear a alguien completamente nuevo.
¿Qué es el talento para usted?
Supongo que es una predisposición innata para hacer bien algo específico. Y como dije antes es algo que puede desvanecerse, o por el contrario fortalecerse e incluso crearse a partir del esfuerzo.
Proyectos a futuro
En septiembre estreno una obra de teatro que se llama “La Dalia Negra”, un thriller policiaco situado en los cuarentas e inspirado en un crimen real. Es algo que me entusiasma muchísimo, el montaje es algo súper nuevo e innovador. Voy a trabajar con actores que respeto y admiro, y además dirige Alejandra Ballina que es una gran amiga mía desde hace ya varios años.
¿Cómo te defines en tu personalidad?
No soy cursi pero sí tengo una visión romántica del mundo. Me gusta confiar en la bondad de la gente. Me gusta rodearme de gente que ama lo que hace, me gustan los soñadores que creen que todavía se puede cambiar el mundo. Puedo ser muy tímido. Si voy a llamar la atención prefiero hacerlo por las razones correctas, así que no siempre soy el alma de la fiesta. Me gusta mucho hacer cosas solo. Me comprometo con lo que hago, y me exijo mucho a mi mismo para hacer las cosas bien, sobre todo cuando se trata de trabajo en equipo. Me sabe muy mal quedarle mal a la gente que trabaja conmigo.
¿Cómo defines tu carácter?
Puedo ser terco. Cuando me decido por algo me es difícil soltarlo. Soy bastante tranquilo, no soy explosivo para nada, es difícil hacerme rabiar. Puedo ser muy crédulo y muy ingenuo también. Odio las confrontaciones, sobre todo con la gente que me importa.
¿Qué te molesta/enoja?
La injusticia, la frivolidad, y la mediocridad.
¿Qué te hace llorar?
La crueldad, la indiferencia, y la impunidad.
¿Qué tipo de lectura te gusta?
Novelas. Supongo que un poco de todo. Me encanta la ciencia ficción, eso de imaginarse universos paralelos donde las posibilidades son otras, todavía soy un niño que sueña con ser superhéroe. También disfruto mucho las historias sobre rechazados sociales, gente que se sale de la norma. Las novelas policíacas me encantan también.
Pasatiempo favorito
Desde que descubrí el trapecio fijo me enamoré de él. Trato de seguir practicándolo cuando el tiempo y el dinero me lo permiten.
¿En que cree José Ramón Berganza?
No practico ninguna religión. Tampoco soy ateo. Tengo mis propias formas de entender el mundo, de tratar de explicarme esa energía suprema de la que todo parte. Me gusta creer que si le envío energía positiva al Universo seré recompensado de la misma forma.
¿Quién es José Ramón Berganza?
Me gusta pensar que soy un hombre auténtico. Le doy todo lo que puedo a mi profesión y a la gente que amo. Me gusta rodearme de belleza. Podría memorizar mis líneas para una obra de teatro en una tarde, pero no recuerdo qué desayuné ayer. Dudo de mi mismo todo el tiempo. Pero todos los días trato de empujarme hacia adelante, de creer que soy capaz. Soy un observador. Intento aprender todo el tiempo de todo y todos los que me rodean.