Entrevista al actor: Xavier Villanova
¿Cómo podrías describir tu infancia?
Crecí entre libros, partidas de ajedrez, karate, videojuegos, mucho amor por parte de mis padres y de Eduardo, mi hermano mayor. Aliado con quien compartí descubrimientos, anhelos, inquietudes y, sobre todo, formación.
En la escuela, viví lo que hoy día se denomina bullying, y que en mis tiempos se conocía como “rechazado”. No encajaba, algo en mi era distinto y no podía entender qué, los compañeros se ensañaban conmigo a golpes y yo, a falta de pertenecer a un grupo de amigos, aprendí desde niño a pertenecer a mi mismo, a preguntarme, ¿quién soy yo? ¿Qué me gusta a mi? ¿Qué me hace diferente? ¿Cuáles son las reglas del club de Xavier?
Estudios Universitarios
Estudié la Carrera de Actuación en CasAzul Artes Escénicas Argos (2005-08) y al salir, ingresé como oyente al Colegio de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras para estudiar Dramaturgia y Dirección. Un año después (2009-10) fui Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en Dramaturgia.
¿A que edad descubres que actuar es tu vocación y cómo fue?
A mis cinco años, viendo La Máscara, una película donde el protagonista se colocaba una máscara verde y se trasnformaba en un ente megalómano, maníaco y poderoso. Le pregunté a mis padres: ¿De qué trabaja él? Mi madre contestó: “Es banquero” y yo repliqué: “No el personaje, sino él, el de atrás.” Ella, “Ah, ¿Jim Carrey? Es actor cómico.” Eso me cambió la vida. Es actor. Existía una profesión donde jugar, transformarte, ser lo que quisieras, era un trabajo… “Pues eso es lo que quiero ser de grande: Actor cómico como Jim Carrey”.
¿Qué opinión tuvo tu familia al respecto?
Me apoyaron desde el primer momento. Mi madre no pudo estudiar una carrera universitaria porque tuvo que trabajar para ayudar a mantener a su hermano y a sus padres, por lo que, uno de los objetivos primordiales en mi casa, era que nosotros fuéramos lo que quisieramos.
De tu familia, ¿alguien más se dedica a la actuación?
Mi bisabuelo fue director de una compañía de zarzuelas en Barcelona y mi madre fue actriz de teatro por un breve tiempo mientras trabajaba en Industrias Resistol a sus 24 años; actualmente, mi padre es Economista del Centro Monetario de Latinoamérica y mi mamá es Consultora en Desarrollo Humano y una formidable Ama de Casa.
¿Cómo Dramaturgo qué has realizado?
Gané el Premio Nacional de Dramaturgia Emilio Carballido 2010 por mi obra “Birdstrike”. Fui becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en Dramaturgia, Beneficiario del FONCA (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) en la Residencia Artística Word Exchange Program en en el LARK PLAY DEVELOPMENT CENTER en Nueva York en la cual se tradujo mi obra “Aquerón: El río de la tragedia” en 2011. He participado en muestras y coloquios de dramaturgia, dado talleres y llevado a escena una docena de obras. Mis textos se han presentado en foros de renombre en la capital mexicana, en estados importantes como Monterrey, Guadalajara, Guanajuato y Chiapas, e internacionalmente en Estados Unidos, Venezuela y próximamente en Puerto Rico.
¿Por qué eres un arquitecto de la vida?
A los siete años, cuando sufría del rechazo de mis compañeros, tuve una idea definitoria en mi proceso: “En mi imaginación el mundo puede ser lo que yo quiera, puedo jugar a que tengo muchos amigos, a que soy popular, puedo jugar a que las cosas son como me gustaría que fueran…” Ese dia entendí que había dos vidas, la que se nos presentaba y la que podíamos soñar, la que eramos capaces de crear. Ese día me convertí en un arquitecto de la vida, en un ficcionante, sin saberlo, me convertí en dramaturgo de la realidad.
¿Cómo te empiezas a involucrar en la escritura?
La escritura fue un paso natural para mí, no lo pensé. Era una necesidad de expresión, de vinculación con el mundo. Comencé con ideas sueltas, emociones, pero el amor fue el detonante, siempre fui un romántico y, aunque las niñas no me hacían caso, les escribía poemas para “conquistarlas”. Llené cantidad de diskettes con versos de amor que pocas veces fueron leídos y ninguna correspondidos. Años mas tarde, a los veintiuno, tras haber dirigido mi primer montaje de un amigo dramaturgo, me encontré con que quería escribir mi propio teatro, para entonces sí, conformar el mundo de ficción desde las palabras hasta la dirección.
¿Qué te ha dejado la escritura?
La escritura ha sido para mi un refugio y un arma. Más allá del propósito inmediato del desahogo, ha sido una herramienta fundamental recreativa, de autoconfiguración y renovación. En ella encuentro la posibilidad de sublimar mi dolor y convertirlo en algo estético, de transformar y unificar, de acercar el fenómeno humano. La escritura es un binocular al abismo de la otredad, a todo aquello que me es ajeno.
¿Cómo te inicias en la dirección?
“El teatro es sabio, él te pone en tu lugar. “Escúchelo”- me dijo mi maestro de actuación, Carlos Corona, refiriéndose a que yo no sería actor, por más que quisiera ser como Jim Carrey, no tenía lo necesario, era demasiado racional, así también concluyeron Rodolfo Obregón, José Caballero, Enrique Singer, Mauricio García Lozano… Absolutamente todos mis maestros de la carrera de actuación, que además son grandes directores, me instaron a que dejara la actuación y me dedicara a la dirección de escena y a la dramaturgia. Así es que, tras resquebrajar mi sueño infantil, escuché al teatro y a la vida; dirigí mi primer montaje. Fue un momento inolvidable. Supe que era director y dramaturgo, que volvería a actuar en el futuro, pero que mi talento estaba en la conducción del instante vivo, en crear con mis actores la realidad, en proponer la visión del sueño escénico.
¿Cómo se dan las oportunidades de ingresos a escuela/cursos de actuación y/ o dirección?
Ingresé a CasAzul por que me la sugirieron, dado que al salir de la preparatoria no conocía de escuelas de actuación. La dirección la aprendí en la mejor escuela del mundo: Viendo teatro. Durante mis años formativos como actor, acudí al teatro entre 5 y 7 veces por semana. Más tarde, la misma carrera me fue robando algo de tiempo, pero mis mejores maestros han sido los montajes de mis contemporáneos, y claro, la lectura de los grandes: Margules, Rodolfo Obregón, Brecht, Meyerhold, GordonCraig, Brook, y claro, el maestro: Tadeusz Kantor.
Teatro
El teatro es lo que hago o, más bien, el teatro me hace a mi. Es mi carrera y mi vida. Soy director y dramaturgo desde hace 10 años. Coordino el Movimiento Teatro íntimo para Departamentos en México. Dirijo la compañía teatral Oscura y Verde Realidad con la que he llevado mis obras a espacios de representación fascinantes: El Teatro principal del Centro Cultural Helénico, el Foro La Gruta, El Foro de las Artes del Centro Nacional de las Artes, La Sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes, Carretera 45, Foro Un Teatro, Café 22, el LARK en N.Y., y, claro, giras por estados y espacios no convencionales. Por el teatro soy; a él dedico mi existencia.
¿Cómo llega la oportunidad de dirigir en cine?
El cine llegó a mi cuando los socios fundadores de YELLOW FILMS asistieron a ver OCEAN BLUES, un unipersonal co-creado con la actriz Isabel Piquer. Una vez culminada la función de teatro, Salomón Askenazi supo que quería que esa obra se convirtiera en su primer largometraje, que quería que el guión fuera el de la obra, y que además, contaramos la historia detrás de la obra: La historia de amor entre Isabel Piquer y Xavier Villanova. Así es que entramos con todo, actuamos, coescribimos y participamos al cien en la película OCEAN BLUES the movie. Hace poco, siguiendo el ejemplo de esa experiencia, la productora TRIODE, liderada por Jonathan Molina y Johan y Jorge Pellicer, se decidió por mi propuesta de llevar al cine, mi obra de teatro “Para Eliza” bajo una dirección compartida.
Proyectos en Televisión
Trabajé como guionista en las dos televisoras más fuertes del país: TV Azteca y Televisa. En Azteca trabajé para “La historia detrás del mito” y en Televisa realicé proyectos especiales como: “Una aventura con Mattel” en el cual fui guionista y asistente de dirección. Fungí también como creador de contenido para el reality “Ya parate: El experimento”. Trabajé directamente con Marco Flavio Cruz, Luis de Llano y Luis Felipe Vera, los productores más importantes de la empresa… Me dejó oficio, velocidad de entrega, experiencia, pero, más que eso, la convicción de que lo mío es el teatro. El cine o la televisión los haré, siempre y cuando, tenga control sobre el material, la propuesta; que tenga libertad creativa; no por encargo.
Proyectos a futuro
Como director y dramaturgo, mi proyecto más importante para el 2016 es montar la obra “Aquerón: El río de la tragedia” en Teatro UNAM. Crecer la red de departamentos para que el Movimiento Teatro íntimo para Departamentos se consolide como plataforma escénica nacional. Anhelo seguir aprendiendo de mis contemporáneos y de mis montajes para consolidar mi apuesta escénica. Como cineasta, el proyecto principal es concluir la película de Para Eliza basada en mi obra de teatro, la cual esperamos filmar este año o a inicios del que viene. Como guionista de TV busco escribir series que se produzcan en México o en LatinoAmérica.
¿Cómo te defines en tu personalidad?
Mi personalidad es un volcán a punto de estallar, para bien y para mal. Soy apasionado, no conozco medias tintas. Soy neurótico, obsesivo, desbordado, enloquecido, amo estar enamorado, amo estar vivo, soy un hombre de convicciones.
¿Cómo defines tu carácter?
Soy de carácter impulsivo, temperamental, alegre, romántico, soñador.
¿Qué te molesta/enoja?
Me molesta profundamente que la gente falle en los proyectos artísticos a los que se compromete, que no del 300%. Detesto la mediocridad, la medianía, la falta de seriedad con eso que se supone escogieron para su vida. Me desquicia que me hagan perder el tiempo con lo que para mi es sagrado, la creación.
¿Qué te hace llorar?
Las rupturas y las pérdidas me hacen llorar; soy de los que creen en el para siempre, aunque a veces, como dice el trovador Fernando Delgadillo, “despedirnos es a un tiempo y con nosotros, un asunto indispensable, como el que un día nos reunió…”.
¿Qué tipo de lectura te gusta?
La casa paterna era un castillo de libros, diez mil volúmenes de inagotables autores poblaban los saturados estantes. Eso no me hizo lector, de hecho, me provocó un rechazo inherente; mi padre y hermano devoraban libros, y yo, comics o televisión, hasta que mi hermano asestó: “Si no lees te perjudicas a ti, no a nosotros.” Ante esas palabras comencé a leer lo que quería: literatura fantástica, Tolkien, realismo mágico, el boom latinoamericano y, poco a poco, me convertí en lector. Hoy día, por obvias razones, lo que mas devoro es teatro, pero soy un acérrimo fan de De Balzac.
De todos los aristas con los cuales has compartido, ¿a quien le guardas un gran recuerdo?
No podría decir solo uno. Sería injusto para ellos y para mi. De los actores que he dirigido, le guardo un gran recuerdo a los que han creído en mi estética, en mi búsqueda, a los que han entregado su proceso en mis manos, a los que se han arrojado al abismo por mis historias, por mi teatro. Ellos saben quienes son, no digo unos cuantos para no dejar fuera a ninguno.
Del medio artístico ¿quiénes son tus mejores amigos?
Los amo a todos. Yo soy de los que cree que en el medio hay que hacer familia, pero si tuviera que nombrar a una… Aida Lopez es amiga del medio, mi maestra, mi hermana, mi madre, mi todo. Ella me ha enseñado el camino con el ejemplo, con su palabra, con su pasión irreductible por la escena.
Pasatiempo favorito.
Los videojuegos, el ajedrez, y las series me relajan. Jugar Zelda me permite respirar, porque lo demás me lo tomo tan en serio, que se me olvida que la vida es un proceso finito en el vasto universo.
¿En que cree Xavier Villanova?
Yo creo en el destino. Soy un ente trágico por naturaleza. Creo en los dioses del teatro, en los creadores que estuvieron antes que nosotros, en los personajes, creo más que nada, en que no hay nada más sagrado que el escenario.
¿Quién es Xavier Villanova?
Es un hombre de teatro. Es un ser conformado por preguntas y heridas; constante cambio. Un hombre que busca la trascendencia en lo efímero; un hermano, un amigo, un juguete del destino; un mortal ingenuo que, aún, cree que se puede cambiar al mundo con la ficción.